A medida que avanza la edad, no sólo se comienzan a notar cambios en el color del pelo, sino también en la piel, que se hace más fina y delgada y también mucho más frágil.
Maquillarse respetando las necesidades y requerimientos de cada edad es una excelente manera de mantener la belleza y frescura de la piel.
Cuando se es joven, se puede usar y abusar del maquillaje en los ojos, donde se aplican sombras de colores, rímel, delineador y brillos sin escatimar en cantidades, sin embargo, con el paso de los años el propósito del maquillaje en el área de los ojos debe girar hacia el cuidado de la delicada piel que los rodea, nutriéndola y protegiéndola y eliminando al máximo los productos de maquillaje, dejando tan solo los más esenciales para el uso diario a fin de evitar la aparición de líneas y marcas de expresión.
Para la piel madura es necesario usar a diario una crema que ayude a mantener la firmeza y humedad de la piel, utilizando apenas un poco de corrector para las ojeras, una capa de sombra de ojos, dos capas de máscara para pestañas y listo.
El rubor es uno de los cosméticos de los que más se abusa en la juventud y la costumbre lleva a las mujeres a seguirlo usando en exceso a medida que envejecen, cosa que las hace parecer un payaso. Por eso, hay que tener cuidado y aplicarse tan solo un suave toque de rubor que de un matiz sonrosado a las mejillas nada más.
Para evitar que el labial se corra a lo largo del día, es recomendable aplicar base de maquillaje sobre ellos, luego delinearlos y aplicar el color. Este procedimiento de maquillarlos evita que el labial escurra a través de los pequeños quiebres o arrugas que se puedan haber producido en los labios.
Lo más importante antes de aplicar el maquillaje, es hidratar la piel, mantenerla siempre fresca es indispensable para evitar la aparición prematura de arrugas. Paralelamente, hay que cuidar la piel a través de una alimentación sana y una sesión diaria de 20 minutos de ejercicios para mantener los tejidos bien oxigenados.
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