Qué son los acondicionadores: tipos y por qué deberíamos usarlos siempre

Cuando hablamos del cuidado del cabello, lo primero que se nos viene a la cabeza es utilizar un buen champú, pero además de este, el acondicionador se ha convertido en algo más que un complemento. Se trata de un producto que está pensado para mejorar la textura, apariencia y manejabilidad del pelo. Mientras que el champú se encarga de acabar con la suciedad, el acondicionador tiene como objetivo aportar hidratación, suavidad y protección a cada hebra.

Para conseguir este efecto deseado, el acondicionador suele estar formado por ingredientes como proteínas, siliconas, aceites y emolientes, así como otras sustancias como son los tensioactivos catiónicos que se encargan de actuar en la capa externa del cabello, sellando las cutículas y proporcionando una sensación sedosa al tacto.

Entre los diferentes tipos de acondicionador existen los hidratantes tradicionales, los leave-in o sin aclarado, los voluminizadores, los limpiadores y los que actuán en seco: “Los hidratantes son los más comunes y se aplican después del champú, ideales para desenredar el cabello. Los leave-in no necesitan aclarado y van bien en cabellos secos o dañados ya que proporcionan una hidratación prolongada. Los voluminizadores están hechos para hebras finas o sin volumen, aportan cuerpo y plenitud sin apelmazar. Si buscamos un plus de brillo y suavidad, los acondicionadores en seco te dejarán el pelo más brillante, suave y liso, su resultado es instantáneo y debe rociarse como una bruma sobre el cabello”.

¿Para qué sirve un acondicionador?

Principalmente, el acondicionador se encarga de reequilibrar la hidratación del cabello después del lavado. Al lavar, el champú abre las cutículas del pelo para limpiarlo, y el acondicionador las vuelve a cerrar, sellando la humedad y protegiéndolo de los daños externos:“Además, mejora la textura del cabello, facilitando su desenredo y haciéndolo más manejable. También le aporta suavidad y le proporciona brillo, reduciendo el encrespamiento y dejando el pelo sedoso al tacto” – nos cuenta María García, que sobre su uso, recomienda aplicarlo desde las puntas e ir subiendo en movimientos largos y fluidos hacia el cuero cabelludo pero sin llegar: “Una vez aplicado, masajeamos suavemente durante dos minutos por todo el cabello y después aclaramos con agua. Si tu cabello es fino, no aconsejo usarlo demasiado ya que podría dejar la melena lacia. Con cabellos secos, gruesos o rizados no habría problema en el número de veces en que lo podemos aplicar”.

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