La Semana de la Moda de Milán no podía concluir sin la presentación de la casa italiana por excelencia, que a lo largo de su historia ha sido reconocida por sus magníficos vestidos: Versace.
La pasarela multicolor, cual complemento de un atuendo, supo combinarse con la paleta de colores elegida por Donatella. Así, la plataforma milanesa se tiño de tonalidades negras, azules y anaranjadas propias de la colección de Versace para la temporada otoño / invierno 2009-10.
Sensuales vestidos de seda con costuras de grapas, tachuelas o alfileres, si bien no resultaron verdaderamente innovadores, rindieron un claro tributo al fundador de la firma, el difunto Gianni Versace.
El brillo y el color estuvieron presentes en la nueva colección: radiantes telas plateadas, abrigos fucsias, tacones rojos y pelo de conejo con tintes fosforescentes sorprendieron a la audiencia.
“La particularidad de los shows de Versace es que las modelos son prácticamente irreales en su perfección – no encontrarás un bulto en ningún lado. Son como caballos de carrera en acción”, señaló la Directora de Moda de Vogue, Lucinda Chambers.
Donatella ha demostrado una vez más la intención de seguir fiel al legado de su hermano Gianni, persiguiendo la excelencia ante todo.