La colección que ha presentado Devota y Lomba esta tarde puede considerarse como continuista, algo que no creo que sea positivo, porque no es que su estilo me resulte familiar: es que es más de lo mismo. Hace años, las asimetrías y los colores lisos por los que apostaba Modesto Lomba resultaban interesantes pero ahora cansa. Esta impresión tampoco se ve favorecida por un par de factores: los zapatos imposibles que llevaban las modelos, que a más de una la han puesto en un apuro, y las hechuras de algunos trajes, que parecían estarles grandes.
Al igual que Jesús del Pozo esta mañana, Lomba ha apostado por colores sobrios, entre los que predominaba el gris, el verde oliva y el negro, mezclando lanas con tejidos más tecnológicos. Como punto positivo, el juego de volúmenes en los cuellos y solapas ha sido una apuesta muy interesante, muy en su línea, dotando a la colección de cierto interés; como punto negativo (negativísimo), el uso del color rosa chicle al final del desfile para crear contraste con los otros colores, que no terminaba de quedar bien. Parecía un pegote que no venía a cuento.
Lo mejor: el juego de volúmenes en cuellos y solapas.
Fuente: Image.net