La tarde del quinto día de la Semana de la Moda de Milán, luego de la noctura presentación de Roberto Cavalli, la Via Fogazzaro dio paso a la flamante Miuccia Prada y su colección otoño / invierno.
La casa italiana sumergió a su público en la sofisticación propia de la firma desde el comienzo: asientos cubietos en pieles esperaban a una audiencia entusiasta por ver a la verdadera dama de la industria.
Según declaró la diseñadora: »No quise preparar nada que tuviese que ver con la ciudad. Preferí optar por algo más deportivo, libre y en relación con la naturaleza, sin embargo, el resultado final es bastante serio y se encuentra basado en el traje».
Con inspiración en los años 40, Prada presentó un show con aires campestres, ofreciendo múltiples chaquetas, trajes y abrigos sastre.
La colección de Prada, si bien utilizó materiales también presentes en el resto de los desfiles milaneses (cuero, terciopelo, estampados florales, seda, tweed), logró ofrecer magníficos y singulares conjuntos, fusionando la heterogeneidad en innovadoras prendas con el singular sello Prada.
Sensuales vestidos con escote en V y tweeds con delicados cinturones de cuero desfilaron por la pasarela italiana.
Entre las prendas destacadas, se encontró un delicioso conjunto que combinaba un top sin mangas de terciopelo amarillo y una pollera entubada de tweed gris .
Exquisitos brocados florales sobre abrigos de lana y vestidos de seda brindaron frescura a la colección.
En la línea del calzado, unas botas modelo pescador de caña alta fueron gratamente celebradas.
Vestidos de cuero tableados con apliques de joyas otorgaron al show el cierre perfecto, dejando por sentado nuevamente que nadie lo hace como Prada.
