Ha sido un descubrimiento importante darme cuenta que los bolsos, así como los demás accesorios que usamos a diario, pueden jugarte tanto a favor como en contra a la hora de usarlos.
Si estamos tratando de causar una buena impresión en alguien, tenemos que pensar en qué áreas de nuestro cuerpo se fijaran y un bolso puede marcar la diferencia, ya que en el lugar donde se reúne el bolso con nuestro cuerpo es donde los ojos de los demás tenderán a mirar.
El bolso óptimo es aquel que puedes llevar con más de un conjunto de ropa, y que te permite llevar todo lo necesario contigo.
Para elegir el que venga mejor a tu cuerpo:
Cuerpo grueso abajo: si desde la cintura hacia abajo tienes el cuerpo grueso, entonces lo mejor es que elijas un bolso pequeño con una correa corta. Los bolsos que puedes llevar bajo el brazo son los que te convienen, ya que llevan los ojos del observador hacia arriba y no añaden ningún centímetro extra a la mitad inferior.
Cuerpo grueso arriba: Aquí usas e criterio al revés, es decir, una correa más larga que saque el bolso de la altura de tu busto, de modo que no se vea más protuberante aun.
Cuerpo delgado: puedes llevar un bolso grande sin problemas que quede situado en la mitad superior del cuerpo.
Cuerpo reloj de arena: Este tipo de cuerpo puede llevar bolsos de cualquier bolso, porque es el cuerpo perfecto.
Ahora que ya lo sabes, tienes que tener más cuidado a la hora de elegir tus accesorios, en especial tu bolso, que será un gran aliado o un gran enemigo, si no lo llevas bien.
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